Me quedo hoy sin circunstancias e impulsos francos para escribir, me quedo mirando a la gente que parece que anda colgada de sus paraguas. Me he tenido que meter en un bar para pedir auxilio y un café, serán ya las nueve y media pasadas de esta misma mañana.
Un gran descubrimiento esta pequeña bodega perdida por los callejones de esta ciudad que aparte de servir vinos tintos, básicos y de la casa, te pone el café tan caliente, así tienes la excusa de quedarte un rato más, si tan valioso no eres de pedirte un poco de leche fría.
Acostumbrada estoy a mojar mi sueño, mis nervios y mis dudas, como si fuesen bollos caseros, en una buena taza de café, en un bar cualquiera, minutos antes de una próxima entrevista.
¿Entrevista de qué? Pues, mira, yo tampoco sabría dibujártelo con muchos detalles, pero, en fin, una entrevista de trabajo convencional, pero que tiene su ritual, su algo y su motivo.
Entre los demás clientes matutinos se suma uno más, un señor mayor, que sin él ese bar no podría ser un bar cualquiera perdido por esta ciudad. Se ve que es su hora habitual y que su llegada es mucho menos aleatoria que la mía.
A pesar de las buenas maneras, el señor se sienta y al minuto y sin matizar ya tiene una copa de vino tinto delante, ya se ha encendido su ducado y ya está mirando la tele incitando a que se continúe la conversación imprevista, la de todos los días.
Mientras tanto, al protagonista de esta escena diaria se le sirve su pincho de lomo y ya se hace silencio. Me quedo mirando mi taza de café ya vacía, tengo el estomago revuelto, me pregunto cómo me sentaría a estas horas de la mañana un tinto y un montadito, pero enseguida me quito esa idea de mi cabeza y pago el café al que tiene el vicio de cobrar a la clientela.
Me dirijo hacía la salida, y oigo:
Lo dudo, pero sonrío y casi se me escapa un ¨gracias¨ muy agradecido. Me dirijo hacía el lugar de la entrevista, me entran ganas de salir corriendo aunque no he llegado todavía.
Pues yo… yo mire, yo quiero vivir mi vida, yo quiero vivir una rutina, quiero levantarme por las mañanas y desayunar mi café y mojarme una magdalena y tomarla con tranquilidad mientras me estoy preparando para ir a trabajar. Quiero salir de mi casa todos los días y saber adónde voy a llegar. Quiero dejar de ser una espontánea en los bares por las mañanas porque siempre llego antes a los sitios, por si me pierdo. Quiero dejar de perderme por los callejones de esta ciudad, y cuando sea mayor, muy mayor, tener las ganas de tomarme un vinito tinto, un aperitivo con gente que me conoce de siempre.
Hablo inglés, francés, me gusta Grecia pero por lo pronto me quedo en España, me gusta cocinar y también tengo conocimientos de Windows, Office, no sé hacer pasteles pero me gusta mirar los escaparates de las reposterías.
Los montaditos, bueno, es un concepto que al principio me llamó la atención. En Málaga se llaman pitufos, pero bueno él de lomo tiene su gracia, especialmente si se acompaña por una loncha de queso o algo de pimiento. ¿Disponibilidad para viajar? Sí, sí, claro que tengo. Tengo unos cuantos viajes pendientes, quiero ir a Lisboa, quiero ir a Capri y a Cuenca. Lo que daría yo por tomarme un resoli en ese mismo bar, donde empecé a entenderte mejor.
¿Cuánto me gustaría ganar?
(Vaya pregunta…) Pues mire, quiero ganar lo suficiente para dormir tranquila, quiero ganar lo suficiente para mantenerme donde estoy, quiero ganar lo que Ud. vea oportuno. Sí, vivo sola, pero me gusta soñar acompañada. Sí, eso es caro, pero bueno, de los pocos caprichos que ahora mismo me puedo permitir.
¿Qué es oportuno para mí?
…mm déjeme pensar.
Bien, oportuno es conseguir lo que uno tanto desea, oportuno es poder vivir cumpliendo sueños propios y alguno que otro de los demás, oportuno es saber estar, hablar, comer, beber y oportuno es dejar de sonreír cuando ya se apagan las luces, los focos y los fogones y es hora de dormir. Sí, sí ya lo sé, en cuanto a este puesto de trabajo pues me encantaría trabajar para su empresa, encajo perfectamente y además tengo disponibilidad de incorporación inmediata.
A ver, a ver si es verdad. A ver si dentro de unos días vuelvo aquí, sin necesidad de hacer tiempo en la bodeguita de al lado, a ver si el próximo café lo tomo en mi casa tranquila, antes de salir a trabajar.
A ver si alguna que otra tarde salgo para tomar un descanso, junto con un vino tinto y un buen montadito de lomo.
Encantada, gracias por su tiempo y adjunto le remito mi currículum, por si es de interés.
¿Entrevista de qué? Pues, mira, yo tampoco sabría dibujártelo con muchos detalles, pero, en fin, una entrevista de trabajo convencional, pero que tiene su ritual, su algo y su motivo.
Entre los demás clientes matutinos se suma uno más, un señor mayor, que sin él ese bar no podría ser un bar cualquiera perdido por esta ciudad. Se ve que es su hora habitual y que su llegada es mucho menos aleatoria que la mía.
- Buenos días
- Serán para ti.
- Serán para ti.
A pesar de las buenas maneras, el señor se sienta y al minuto y sin matizar ya tiene una copa de vino tinto delante, ya se ha encendido su ducado y ya está mirando la tele incitando a que se continúe la conversación imprevista, la de todos los días.
- ¡Tú! Tú con tus vicios, tu cigarrito, tu vinito…ahora te traigo el montadito de lomo. Pero ya sabes, majo, yo también tengo un vicio, el de cobrar.
- Que sí, pesao. Apúntamelo que no traigo dinero, ¿no ves que Zapatero está ahora con la crisis en Grecia?... a ver si soluciona antes lo de nuestro bolsillo, hombre…
- Que sí, pesao. Apúntamelo que no traigo dinero, ¿no ves que Zapatero está ahora con la crisis en Grecia?... a ver si soluciona antes lo de nuestro bolsillo, hombre…
Mientras tanto, al protagonista de esta escena diaria se le sirve su pincho de lomo y ya se hace silencio. Me quedo mirando mi taza de café ya vacía, tengo el estomago revuelto, me pregunto cómo me sentaría a estas horas de la mañana un tinto y un montadito, pero enseguida me quito esa idea de mi cabeza y pago el café al que tiene el vicio de cobrar a la clientela.
Me dirijo hacía la salida, y oigo:
- Suerte, señorita, y no se preocupe que para ti sí que va a ser un buen día…
Lo dudo, pero sonrío y casi se me escapa un ¨gracias¨ muy agradecido. Me dirijo hacía el lugar de la entrevista, me entran ganas de salir corriendo aunque no he llegado todavía.
- Háblame de ti, cuando estés lista.
Pues yo… yo mire, yo quiero vivir mi vida, yo quiero vivir una rutina, quiero levantarme por las mañanas y desayunar mi café y mojarme una magdalena y tomarla con tranquilidad mientras me estoy preparando para ir a trabajar. Quiero salir de mi casa todos los días y saber adónde voy a llegar. Quiero dejar de ser una espontánea en los bares por las mañanas porque siempre llego antes a los sitios, por si me pierdo. Quiero dejar de perderme por los callejones de esta ciudad, y cuando sea mayor, muy mayor, tener las ganas de tomarme un vinito tinto, un aperitivo con gente que me conoce de siempre.
Hablo inglés, francés, me gusta Grecia pero por lo pronto me quedo en España, me gusta cocinar y también tengo conocimientos de Windows, Office, no sé hacer pasteles pero me gusta mirar los escaparates de las reposterías.
Los montaditos, bueno, es un concepto que al principio me llamó la atención. En Málaga se llaman pitufos, pero bueno él de lomo tiene su gracia, especialmente si se acompaña por una loncha de queso o algo de pimiento. ¿Disponibilidad para viajar? Sí, sí, claro que tengo. Tengo unos cuantos viajes pendientes, quiero ir a Lisboa, quiero ir a Capri y a Cuenca. Lo que daría yo por tomarme un resoli en ese mismo bar, donde empecé a entenderte mejor.
¿Cuánto me gustaría ganar?
(Vaya pregunta…) Pues mire, quiero ganar lo suficiente para dormir tranquila, quiero ganar lo suficiente para mantenerme donde estoy, quiero ganar lo que Ud. vea oportuno. Sí, vivo sola, pero me gusta soñar acompañada. Sí, eso es caro, pero bueno, de los pocos caprichos que ahora mismo me puedo permitir.
¿Qué es oportuno para mí?
…mm déjeme pensar.
Bien, oportuno es conseguir lo que uno tanto desea, oportuno es poder vivir cumpliendo sueños propios y alguno que otro de los demás, oportuno es saber estar, hablar, comer, beber y oportuno es dejar de sonreír cuando ya se apagan las luces, los focos y los fogones y es hora de dormir. Sí, sí ya lo sé, en cuanto a este puesto de trabajo pues me encantaría trabajar para su empresa, encajo perfectamente y además tengo disponibilidad de incorporación inmediata.
A ver, a ver si es verdad. A ver si dentro de unos días vuelvo aquí, sin necesidad de hacer tiempo en la bodeguita de al lado, a ver si el próximo café lo tomo en mi casa tranquila, antes de salir a trabajar.
A ver si alguna que otra tarde salgo para tomar un descanso, junto con un vino tinto y un buen montadito de lomo.
Encantada, gracias por su tiempo y adjunto le remito mi currículum, por si es de interés.
2 comentarios:
Muy buen texto. La vida es una entrevista. Nos entrevistamos cada día, no solo en nivel profesional. Alguna vez con éxito, otra no. Pero seguimos entevistando...
Pues, buena suerte y mucho ánimo. (Se nota que te falta un poco).
:p
Entrevistas, entremeses, entre dos aguas y dos tierras.
A nivel profesional o no.
Gracias por el comentario.
saludos
g.
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